Las mujeres
La Edad Moderna supone un periodo de profundas transformaciones que van a constituir las bases del mundo contemporáneo: el descubrimiento de América, con el encuentro de diferentes culturas, el aumento del poder del estado, la pérdida de poder de la Iglesia y la aparición de nuevos valores basados en el hombre, el humanismo y la ciencia experimental, fueron cambios que afectaron, negativamente, la vida de las mujeres. El Renacimiento supuso un “renacer” pero sólo para los varones, que ven mejoradas en esa época sus posibilidades educativas y laborales. Para las mujeres fue todo lo contrario, no pudieron acceder a la educación y las nuevas leyes dictaron registraron aún más sus posibilidades.
También la fundación de las universidades se vieron como un factor positivo en el desarrollo cultural. La universidad excluye a las mujeres y el saber pasa a ser patrimonio de los hombres. La burguesía ciudadana terminó apartando a las mujeres de la herencia, que se transmitirse con el primogénito masculino. Se excluyó de las profesiones que venían realizando y se las recluyó cada vez más al ámbito familiar.
También la fundación de las universidades se vieron como un factor positivo en el desarrollo cultural. La universidad excluye a las mujeres y el saber pasa a ser patrimonio de los hombres. La burguesía ciudadana terminó apartando a las mujeres de la herencia, que se transmitirse con el primogénito masculino. Se excluyó de las profesiones que venían realizando y se las recluyó cada vez más al ámbito familiar.
Mujeres, época Isabelina
En el mundo rural la mano de obra en el campo seguía basada en el trabajo de las mujeres realizaban los labores agrícolas y las tareas caseras. A partir de los siglos XVII y XVIII se ampliaron los trabajos de encajes y bordados, industria que quedó en manos femeninas por la posibilidad de realizarlas en el hogar. Las condiciones de vida de las mujeres campesinas no variaron, todo el peso del trabajo en la casa recaía sobre ellas desde la mañana hasta la noche y debían participar en las tareas agrícolas aunque su salario era inferior al del hombre. Los métodos anticonceptivos apenas se usaban y las mujeres tenían un hijo cada dos años, aunque la mortandad infantil era muy alta.
Las mujeres participaban en escaso número en la actividad productiva de las ciudades y las que trabajaban, en su mayoría, lo hacían como sirvientas. Con frecuencia eran objeto de explotación económica y sexual por parte de sus patronos.
En el mundo rural la mano de obra en el campo seguía basada en el trabajo de las mujeres realizaban los labores agrícolas y las tareas caseras. A partir de los siglos XVII y XVIII se ampliaron los trabajos de encajes y bordados, industria que quedó en manos femeninas por la posibilidad de realizarlas en el hogar. Las condiciones de vida de las mujeres campesinas no variaron, todo el peso del trabajo en la casa recaía sobre ellas desde la mañana hasta la noche y debían participar en las tareas agrícolas aunque su salario era inferior al del hombre. Los métodos anticonceptivos apenas se usaban y las mujeres tenían un hijo cada dos años, aunque la mortandad infantil era muy alta.
Las mujeres participaban en escaso número en la actividad productiva de las ciudades y las que trabajaban, en su mayoría, lo hacían como sirvientas. Con frecuencia eran objeto de explotación económica y sexual por parte de sus patronos.